Richard Linklater: La trilogía “Before”.
Richard Linklater empezó lo que acabaría siendo una trilogía en 1995.
Cuando realizó la primera película (Antes del amanecer/ Before Sunrise, 1995, 1) no sospechaba que sería el inicio de lo que, finalmente, acabó siendo un curioso experimento de análisis de una pareja a través de diferentes momentos de su vida y a lo largo de casi veinte años.
Al parecer, él no pretendía nada más que aportar una perspectiva natural, desenfadada y espontánea, sobre la relación de una pareja de jóvenes de los noventa.
En este sentido se alejó mucho de las perspectivas adoptadas por otros directores (tal y como hemos podido ver) y adoptó un aire documentalista que hizo del film algo fresco y diferente a lo hecho hasta ese momento, consiguiendo llegar así a un público joven, posmoderno, que consideraba como caducas muchas de las batallas y de los planteamientos anteriores.
Antes del amanecer fue su tercera película y narraba en ella una historia sencilla, con un cierto aire a Breve encuentro (2), pero con un estilo tan directo y cercano que alejaba al film de posibles comparaciones con la película de David Lean.
Un joven norteamericano (Jesse/Ethan Hawke) y una chica francesa (Céline/Julie Delpy) se conocen cuando viajan en un tren y deciden pasar una noche juntos disfrutando de Viena. Se inicia entonces un proceso de descubrimiento mutuo a través de permanentes conversaciones que adquieren un inusual peso en una cinta que los convierte en protagonistas absolutos y prácticamente omnipresentes.
Algunos críticos y espectadores la definieron “una película en la que no paran de hablar”, aunque no por eso se desaprovecha la oportunidad de filmar el entorno con algunos "momentos de postal" que contribuyen a dotar de escenografía romántica a un film en el que, ciertamente, se priman mucho los diálogos.
Podría decirse que Linklater asumió de esta manera un cierto estilo europeo, estilo que parece darle a su película un toque “francés” (o sueco), aunque también podríamos buscarle semejanzas con su compatriota Woody Allen, si no fuese porque ese afán naturalista que pretende conseguir Linklater lo aleja de los posturas irónicas (y a veces causticas) del ínclito realizador neoyorquino.
El trabajo del director que nos ocupa con los diálogos quiere mostrar claramente cómo eran los jóvenes en el momento en que se filmó la película y reflejan muy bien lo que pensaban o sentían muchos jóvenes de aquellos años a pesar de que Linklater tiene algunas dificultades en su intento de evitar caer en determinados tópicos.
Mankiewick –director genial- se retiró pronto del cine porque consideraba que los espectadores habían renunciado a la inteligencia de los diálogos a cambio de una sobredosis de imágenes. Es, hasta cierto punto, difícil decir si los diálogos de Linklater son especialmente inteligentes (al menos en el sentido que pensaba Mankiewick) pero sí es verdad que adquieren un protagonismo esencial en el film y en toda la serie Before, determinando muchas veces la planificación del montaje, ya que opta por largos planos-secuencia que posibilitan el adecuado seguimiento de las conversaciones.
Es, en este sentido, un planteamiento curioso y original, aunque no sea siempre bienvenido por ese público que criticaba Mankiewick y que prefiere la acción constante y los montajes hiper rápidos a las disertaciones sin fin que pueden hacerles pensar o, simplemente, sumirles en un aburrimiento mortal.
Uno de los grandes méritos de Linklater fue el no desaprovechar a los actores, captando con brillantez la sutil química que se daba entre ellos y que dotaba a la película de uno de sus mayores atractivos a la vez que conseguía que uno se preguntase –como de hecho se preguntaron muchos espectadores y críticos en su momento- qué es lo que iba a pasar con Jesse y Celine ya que la película dejaba la historia sin dar pistas al respecto en un claro ejemplo de final abierto y, por lo tanto, lleno de posibilidades.
-continuará-
Notas.
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